Tenía dos hijos: María y José.
Un día le dijeron:
—Marga, ¿me explicas la raíz cuadrada? —decía José.
—Yo no tengo deberes, los acabé todos, me voy —decía María.
Y se fué.
Mientras tanto, Margarita, ¡ups..!, perdón, Marga, le explicaba y volvía a explicar a José la raíz cuadrada.
Pero:
—Pera, pera, pera, a ver si lo he entendido bien, hay que poner la división aquí, la multiplicación allí.....
—No, es que hay que poner aquí esto y aquí lo otro....
Cansada, salio a la calle para dar un paseo.
Vio esto:
Te podemos aceptar
Necesitamos a alguien que sea profesor/a para dar clase a niños de Educación Infantil en Jesús María.
Llamanos al: 986 46 86 96
ó en
Ella sin pensarselo 2 veces llamó al teléfono indicado.
Le atendió un tipo raro:
—Buenos días, ¿que deseaba?
—Quería el puesto de trabajo para Jesús María.
—Vale. Nombre y apellidos.
—Margarita Magenti Sánchez.
—Aceptada.
Ella cogió todo y, como un rayo, Fiuuuuuuu......
En un segundo, 00:1, llego al colegio.
Día tras día, año tras año, fue dando clase hasta que llegó a donde se da la raiz cuadrada.
Cuando llegó María a casa, vieron una notita:
Me he ido, al colegio.
Tengo turno de noche.
Recuerdale a María que os haga la cena.
Besos.
Marga.
—Se ha ido. ¿ No ? —preguntó María.
—¡No! —dijo José— es que tiene trabajo, volverá. ¿Me preparas la cena?