miércoles, 24 de abril de 2013

El reloj extraordinario


Había una vez, un niño llamado Felipe el de Tenerife, que le compraron un reloj.

¡Guay! Gracias, papá, gracias, mamá -dijo Felipe, todo contento.

Después de 15 años..., Felipe aún tenía aquel reloj y no estaba dispuesto a venderlo.

-Mirad, mirad, mirad que reloj -decía Felipe a sus amigos/as.

Sus amigos eran: Susana Tarambana, Federico el rico, Elena la Hiena y Martín el Figurín.

-Venid todos a mi casa, -dijo Federico -nos lo pasaremos chupi bien.

Felipe se llevó también el reloj.

Al día siguiente el reloj le transportó a otro mundo.

Él no estaba muy sorprendido porque eso lo hacía todos los días.

-bÒ¼NôGIq☺ƒ²jæÞ* -dijo un marciano.

-Ejem, ejem... ŠWQRFG...- dijo él

-Bueno, ¿por qué hablas así? -dijo el marciano -sólo era una broma.

Y lo subió por un graaan palacio que había aparecido de la nada.

Se encontró una receta en el suelo:

Querido diario:

Hoi  Hoy he estado con mi amigo Felipe; vamos a hacerle rei rey y a comérnoslo
 
Marci-ano

-¡Me piro, vampiro! -dijo Felipe.

-Espera. ¿Adónde vas? -dijo Marci-ano.

Felipe cruzó la puerta y volvió a casa.

-¡¡¡¡¡¡¡AAAAHHHHHAAAAAAAAHHHHHHAAAAA!!!!!!! -dijo Felipe.

-Tienes miedo, tienes miedo, ja, je, ji, jo, jujujuju -dijeron todos a coro.

-¿Ah sí? -dijo Felipe, y los empujó a todos al portal.

- Buf, -dijo -espera.- ¡Eso está MAL! ¡Ya voy! -dijo Felipe lanzándose al portal.