lunes, 25 de marzo de 2013

La tarta Marisa

Había una vez, una tarta de chocolate y fresa, limón y nata, bizcocho y lima-limón, llamada Marisa; que al igual que a todos vosotros, le gustaba la tarta.

Pero había un problema, uno muy, pero que muy gordo..., era que se quería comer a si misma.

Pero sus amigos, como la querían mucho, pues le ayudaban.

—Así... ¡Inmovilízala, inmovilízala! —decía Julia, su amiga.

—Si, si, estoy en ello... ¡ayuda! —decía Alicia.

Un día paró ya con la manía, pues había algo muy raro... ¡se estaba mudando de capa! (Eso es normal para una tarta parlanchina)

Cuando todos estaban durmiendo, ella abrió la puerta de aquella casa y... se marchó.

Se marchó a Londres, a la torre Eifeel, a China, a Japón...

Un día, llegó a Hawai, y le gustó mucho porqué había sol, arena, paz, tranquilidad...

Hasta que... BBBBRRRRUUUUMMMM...

¡O NO, UN TERREMOTO!

La pobre tuvo que salir corriendo, pero se le cayó algún que otro trozo de tarta.

Uf, buf, uf, buf, uf, buf, uf, buf, uf, ahí... —dijo asustada, por qué aún le resonaba el horrible estruendo en sus oídos.

Aquel día no lo olvidaría jamás.

Se fue a un centro de recogida de animales, donde la acogió un niño llamado Santi, que le llamó "Bolilla".

Un día se la comió, y nunca más se supo de ella.

NUNCA MÁS.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho, pero también me ha dado
    un poco de pena. El niño, ¿era canival?.

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